top of page
Buscar

"Estoy como nunca enganchado a la vida"

  • Foto del escritor: penatxuridigital
    penatxuridigital
  • 13 oct 2015
  • 4 Min. de lectura

Los expedicioncitas Luismi Eguiluz, Koldo Orbegozo y Francis Díez ofrecieron una charla en el aula de cultura de Sopela donde relataron su ‘odisea’ en el glaciar de Vatnajokull

​13/10/2015 Olatz Vázquez

Tres amigos. Islandia. Una cámara de vídeo. Un trineo del Eroski y el glaciar más grande de Europa. Lo que podría servir como guión de una película, o incluso de un chiste, acabó siendo para Luismi Eguiluz, Koldo Orbegozo y Francis Díez el ‘marrón’ más importante de sus vidas. 48 agonizantes horas a 2.000 metros de altura de una montaña helada, a 12 grados bajo cero y una ventisca con rachas de viento de más de 200km/h. Una aventura que han recogido en un documental que proyectaron el pasado jueves en el auditorio del aula de cultura Kurtzio Kultur Etxea de Sopela.

La sala estaba completa. Entre el público, muchos amigos y familiares de los tres protagonistas que seguramente conocían su historia a la perfección, pero quisieron acompañarles en este ‘estreno’. Subidos en el escenario, Luismi, Koldo y Francis daban la bienvenida a los más de 150 espectadores que allí se reunieron. Tras ellos, una enorme pantalla proyectaría los 28 minutos de documental que grabó, de forma casera y sin grandes medios, Luismi.

Lleva 20 años almacenando los recuerdos de sus viajes en formato de vídeo. Tanto él como Koldo ven la montaña como una forma de vida aunque dicen no dedicarse profesionalmente a ella. Francis, como amateur del grupo, compagina su afición a la montaña con los escenarios que recorre bajo el nombre de Doctor Deseo. “Cada fin de gira, siempre me gusta ir a algún sitio excepcional, a algún sitio que haya soñado. Y un sitio excepcional, siempre soñado, era el Vatnajokull”, asegura el cantante. Pocas palabras hicieron falta para meterse al público en el bolsillo. Una breve introducción que dio comienzo a lo que ellos calificaron como el relato de la experiencia "más fuerte" de sus vidas.

Aterrizaron en marzo de este año en Reikiavik, la capital de Islandia. La meteorología no estaba de su parte. Pasaron la mitad de sus días encerrados en una cabaña sin poder salir. Hasta que el temporal les dio una tregua de entre 24 y 30 horas que decidieron aprovechar. Pusieron rumbo al Vatnajokull, un glaciar del tamaño de la provincia de Madrid; el más grande de Europa. “Nuestra intención era esperar para hacer realidad nuestra ilusión de esta temporada; atravesar el glacial de Vatnajokull de forma autónoma, con nuestro trineo del Eroski, nuestros esquís y la tienda de campaña”, asegura Francis.

A la mañana siguiente, con un ritmo más ligero y profesional, Luismi y Koldo encabezaban el grupo, dejando a Francis unos metros atrás. “Francis se dio la vuelta aproximadamente a mitad de subida. Él tiene otras pretensiones; no le preocupaba tanto la cumbre”, dice Luismi. Todo se desarrolló con normalidad hasta la mitad de la ascensión. “Al bajar los últimos 200 metros desde la cumbre – añade el sopeloztarra –, Koldo y yo nos encontramos con un cambio de tiempo que empezamos a intuir como severo”. Al cabo de diez minutos, ambos se encontraron tirados en el suelo. “Estábamos frente a un viento infernal, tumbados en el suelo a cuatro patas con serias dificultades para movernos”, asegura Koldo. “En nuestra mente nos invadía la sensación de qué habrá sido de Francis”, añade Luismi.

Metros helados

Tras varios kilómetros arrastras, Koldo y Luismi llegan a las tiendas de campaña. “En ese momento levantamos la cabeza y vemos una silueta; era Francis. Un milagro”, describe el momento Koldo. Francis se encontraba dentro de una de las tiendas de campaña que momentos más tarde saldría despedida por las rachas de viento, que llegaron a alcanzar los 200km/h. “La tienda sale disparada y yo dentro de ella. Empezamos a girar y lo único que intento es encontrar la cremallera de salida. Salgo y ésta sale disparadísima, con un pastón en material, todo hay que decirlo”, añade Francis. Luismi y Koldo consiguen llegar donde él. “Era inviable estar de pie. Bajo nosotros solo había hielo. Cada vez que te ponías de pie te tiraba al suelo. Tumbados, de espaldas y arrastrando el culo, conseguimos bajar con mucha suavidad”, asegura Koldo. Finalmente, sin saber explicar cómo, acabaron los tres sanos y salvos en una de las lenguas del glaciar.

A la mañana siguiente, con las caras aun rojas por el quemazón de la nieve, y algún que otro corte por el hielo, sentados en una mesa, contaban a cámara su historia. “De pronto empiezas a percibir seriamente que tienes a la señorita muerte a tu lado, y el resumen de todo esto es el ímpetu que pones por alejarte de la señora de momento, y apreciar la vida”, añade Francis. “Estoy como nunca enganchado a la vida”.

Un telón negro y un largo aplauso hacía que Luismi se subiese una vez más al escenario para saludar a un público entregado. Una señora de la última fila levantaba la mano y acto seguido, sin que nadie le diera paso, pregunta:

- Luismi, ¿volverías a vivir una situación así?

Luismi rie. Mira a sus dos compañeros sentados en la primera fila. Se acerca el micrófono y contesta:

- Hace poco leí que la vida es como una caja envuelta por un papel de regalo y un lazo muy bonito. Quienes no entienden que quizás yo quiera volver a vivir algo así, de dedican a conservar esa caja. Yo, sin embargo, quitaría el lazo, quitaría el papel y empezaría a sacar lo que haya dentro, con todas sus consecuencias, evidentemente. Para mí, viendo el resultado final, podría decir que ha sido una gozada.


 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Condenados por un apellido

Son ocho las razas que en España llevan el apellido de PPPs: Perros Potencialmente Peligrosos. Ser mayor de edad, un certificado de...

 
 
 
“Destrucción a toda costa"

9/12/2015 Adrián Lorenzo El litoral español está en alerta Roja. La organización ecologista Greenpece, en la décima edición de su...

 
 
 

Comments


Últimas noticias

Buscar en peñatxuridigital

bottom of page